Visitamos hoy Lodosa, villa de la Ribera del Ebro con unos 4.600 habitantes aproximadamente. Se eleva a 320 m. de altitud sobre una terraza del río Ebro y al pié de una peña de yesos que sirvió de refugio y defensa, y hasta de viviendas rupestres: “Las Cuevas”
Lodosa limita al norte con Sesma, al este con Cárcar y Sartaguda, al sur con Padrejón (La Rioja) y Ausejo (La Rioja), y al Oeste con Sesma y Alcanadre (La Rioja). El Ebro no hace aquí de frontera con La Rioja, sino que el término de Lodosa se extiende por ambos márgenes. La asociación “Lodosa” con “agua y riego” tiene hondas raices. Incluso es posible que el nombre de la villa se relacione con “lodo”. A dos Kilómetros del casco urbano se encuentran los restos de un acueducto romano que abastecía a la ciudad de Caligurris, hoy Calahorrra, y, aunque está en ruinas, es uno de los vestigios romanos más importantes de Navarra.
La decoración urbana de Lodosa toma un aire carácterístico cuando, tras la recolección, los vecinos cuelgan de las fachadas de sus casas ristras de pimientos rojos para secar al sol.
El puente es también uno de los símbolos de Lodosa. Se conservan trece arcos y numerosos restos menores. Posee igualmente una monumental Iglesia dedicada a S. Miguel con un importante retablo barroco.
Nuestras rutas
Estos días atrás ha estado lloviendo y han bajado las temperaturas. Caminamos hacia el invierno. Hoy hace frio, no llueve, pero tememos que por la Ribera sople el cierzo. Así que vamos bien abrigados por si acaso.
Al acercarnos hacia Sesma vemos que luce tímidamente el sol y que aunque hace algo de aire no es muy frio. Hay que desprenderse de algo de ropa y acomodar la mochila. Es lo que la mayoría ha hecho nada más dejarnos los cuatro autobuses a la entrada de Sesma.
Aquí comienza la penúltima excursión de todo el día para los cuatro grupos. Para nosotros es habitual ya la estampa de ver a tanta gente mayor reunida pero a los que nos ven pasar a su lado les llama la atención: alucinan. Se ve en la cara de sorpresa que ponen.
Hemos ido agrupados hasta pasar el campo de futbol en donde cada grupo ha cogido su ruta.
Los de Montaña han tomado pista a la izquierda que les ha conducido a la loma del monte Ayuso y llegar al alto de Juanes. Luego por la cañada que viene de Lerín han bajado al barranco de los Ríos para subir al monte de enfrente con tres molinos. De aquí al alto de la Cruz, encima de Lodosa, para bajar junto a los depósitos de agua y entrar a la villa.
Los de Media han ido por la ladera del monte Ayuso para coger luego la cañada de Lerín en donde se han unido con los de Montaña y continuado juntos.
Los de Baja han hecho la parte final del mismo recorrido que los otros grupos pero han accedido por la Balsa del Raso hacia los molinos. Han llegado antes a Lodosa.
La salida ha sido muy suave y ha transcurrido por entre monótonos paisajes de monte bajo y cereal. El verdor de los campos, muy bien nacido, es esperanza de cosecha y prosperidad.
Comemos en el restaurante Antonio. Comedor justo de espacio para el grupo pero de un buen y variado menú.
En la visita cultural a la Ia gran Iglesia barroca de S. Miguel, tras la didáctica explicación pormenorizada a cargo del párroco Pedro María, nos ha sorprendido con el canto de una jota a la Virgen de las Angustias, Manolo Prado que con sus 84 años goza de encomiable salud y de una potente y melodiosa voz que nos ha dejado embelesados y ha recibido una sonora ovación.
Instantáneas de cada grupo
-BAJA-
Sesma empieza a quedar atrás
Solo o acompañado el paseo es agradable